Tereceras elecciones de Sanchez adicionales a la moción de censura

Publicado el: Jue, 14/11/2019 - 13:57 Por: drupaladmin

El ansiado avance del PSOE, la mejora del resultado que convirtiera en incontestable la elección de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, no se produjo el 10 de noviembre. Al contrario. Los socialistas retroceden tres escaños, de 123 a 120, y no logran el objetivo de allanar el camino de la gobernabilidad. Ni un solo dato justifica hoy la repetición electoral. La nueva cita con las urnas deja en el PSOE un regusto muy amargo. No consiguen subir, han permitido que progrese el PP, la distancia con este partido se ha reducido y, sobre todo, se ha dado una nueva oportunidad para la eclosión de la ultraderecha de Vox.

Nada de todo esto estaba en el guión del jefe de Gabinete del presidente del Gobierno en funciones, Iván Redondo, cuando en julio apostó por unas nuevas elecciones tras la investidura fallida. Si acaso se preveía cierto fortalecimiento del PP, pero en ningún caso lograr menos escaños que en abril, a pesar de que muchos barones, dirigentes de Ferraz y miembros de la Ejecutiva avisaron. «Mejor una mala coalición que unas buenas elecciones», aseguraban algunas. Y al final ni siquiera han sido mejores.

"Matamos al niño, pero nos reímos un rato...", que decía el maestro Gila. Primeras Elecciones generales en Abril de 2019, tras 1 año "gratis" por la moción de censura,  y de nuevo en Noviembre de 2019, pero alguien se ríe mucho....

AbrilNoviembreRisas

El balance del 10-N deja la credibilidad de Sánchez y su jefe de Gabinete en una posición complicada a ojos del resto del partido. De los muchos que tenían dudas sobre la conveniencia de unas nuevas elecciones, de aquellos que defendieron que se intentara hasta el final un acuerdo de coalición. Hoy se reúne en Ferraz el Comité Ejecutivo Federal y allí el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE deberá dar las explicaciones pertinentes.

En las últimas semanas, sobre todo a raíz de los episodios de violencia en Cataluña, cargos territoriales comenzaron a apuntar que veían muy complicado poder progresar en escaños y, sobre todo, mostraron su escepticismo en que parte del voto moderado pudiera recalar en el PSOE en esas circunstancias. Pero tanto Sánchez como el núcleo más cercano al presidente, en Ferraz y en Moncloa, han defendido a lo largo de estas dos últimas semanas que iban a obtener más escaños. El viernes, en el cierre de campaña, los cálculos de la dirección socialista era que podían escalar a los 130 diputados y al 30% de voto, que iba a funcionar el voto útil y que captaban a votantes de Ciudadanos. Este análisis no ha sido validado en las urnas. Nada ha salido como se esperaba, como se había diseñado en julio.

El PSOE avanza en dos comunidades -gana un diputado más en Andalucía (por Huelva) y otro más por Aragón (por Huesca)-, pero han retrocedido en cinco. Se dejan un parlamentario en Baleares, Ceuta, Cantabria, Madrid y Navarra. En estas dos últimas comunidades esta bajada estaba contemplada. En Navarra el parlamentario que pierden pasa a manos de EH Bildu. En el PSOE explicaban que lo habían conseguido por un margen muy estrecho de votos, pero ese apoyo no se ha repetido ahora, después de haber llegado a la Presidencia de Navarra con la abstención, precisamente, de la izquierda abertzale. En Madrid se preveía bajar un escaño por el escándalo de la alcaldesa de Móstoles.

En términos globales los socialistas se dejan más de 700.000 votos. Pero, más allá de los números, España está ahora en una situación más ingobernable que en abril. La fragmentación se ha acentuado, y los partidos independentistas y otros nacionalismos periféricos han crecido.

España 2019

Sánchez sigue necesitando a Pablo Iglesias -que ya anunció anoche que reclamará entrar en el Gobierno pese a que ha perdido en escaños- y a una larga lista de partidos para sumar una mayoría viable en la investidura: Más País, PNV, PRC, BNG, Teruel Existe... Ser presidente volverá a depender de la abstención de partidos independentistas catalanes o de Bildu, a no ser que Cs optara por apoyar o al menos no votar en contra de su elección. Pero, aunque pueda superar la investidura, la gobernabilidad será complejísima.

Resultados Congreso

En el Senado se esfuma la mayoría que garantizaba al PSOE cierta tranquilidad. Todo es peor que en abril, a pesar de que muchos dentro del PSOE lo avisaron: «Unas nuevas elecciones las carga el diablo».

Ante un centenar de militantes Pedro Sánchez compareció ayer a las puertas de la sede de Ferraz, para asegurar que después de «repetición automática» de las elecciones los socialistas «han ganado por tercera vez este año» y que «sí o sí vamos a conseguir un Gobierno socialista». Sánchez ha hecho una llamado a todos los partidos, a excepción de Vox, para actuar con «generosidad y responsabilidad» y desbloquear la situación. El PSOE, ha dicho, también lo hará. Algunos militantes gritaron tímidamente «con Casado no, con Iglesias sí» y con fuerza «hemos ganado, dejadnos gobernar».

Resultados Senado

Pero la realidad es que Iglesias está obligado a rentabilizar la caída de Unidas Podemos para salvarse.

La formación 'morada' cae siete diputados respecto a abril -pasa de 42 a 35-, pero sigue exigiendo al PSOE una negociación para formar un Gobierno de coalición.

Abrazo del oso

«¡No pasarán! ¡No pasarán!», gritaban las bases de Unidas Podemos el viernes por la noche, como canto automotivador frente al posible auge de las derechas, especialmente de Vox. Pero pasaron, y vaya si pasaron. Pasó Vox para echar de la carretera a los morados y a unos cuantos más. Pasó que se pusieron de nuevo las urnas en España y Pablo Iglesias volvió a sufrir una bofetada electoral. Pasó que Unidas Podemos perdió, de nuevo, diputados, ahora siete. Desde 2015, el denominado «espacio del cambio» que abandera se deja votos en todas las citas. El 10-N, Unidas Podemos logró 3.096.949 votos y 35 escaños, frente a las 3.751.145 papeletas y 42 escaños de abril.

Unidas Podemos prosigue su caída. Iglesias y los dirigentes morados se habían jactado en los últimos días de que el plan de Moncloa, de convocar elecciones para hundir a Unidas Podemos fracasaba. La noche del domingo alumbró la realidad:se dejan siete diputados y 654.196 votos.

Podemos pierde diputados en Las Palmas, Madrid, Alicante, Cádiz, Barcelona, Vizcaya o Málaga, lugares todos ellos donde se presentó Más País, el partido de Íñigo Errejón. Alberto Garzón, líder de IU, culpó a éste sin nombrarlo de la caída de Unidas Podemos, de la fragmentación que ha provocado, sin obtener rédito político. Un malestar generalizado en Unidas Podemos, pero que evitaron expresar. Los morados pierden también su escaño en Huelva, donde se quedan sin representación. Por contra, lo ganan en Gerona, única provincia donde suman.

La jornada comenzó con optimismo. En la cúpula morada se creía que se aguantaba el golpe. Que resistían la embestida de Pedro Sánchez y sus asesores, en referencia a Iván Redondo, jefe de gabinete del líder socialista. «Había demasiados intereses en que un proyecto como el de Unidas Podemos saliera debilitado y parece que eso no vaya a ocurrir», proclamó Enrique Santiago, líder del PCE, diputado y dirigente muy próximo a Iglesias, minutos antes del recuento de papeletas.

El día tornó en un domingo de consuelos. Primero, echándole en cara al PSOE que fracasa al perder tres diputados. Segundo, que los 35 escaños conseguidos hacen a Unidas Podemos aferrarse a la idea de que siguen siendo un actor clave para estructurar un Gobierno progresista, si bien han perdido músculo. Apelan a lo que algunos cargos morados definen así:«No importa tanto la cantidad de diputados como su calidad», aludiendo a la necesidad de éstos en la suma para conformar un Gobierno. Son decisivos para articular una mayoría parlamentaria de izquierda. Mantienen su rol de partido clave. También que 35 diputados es el umbral para forzar un referéndum popular ante cualquier cambio en la Constitución. Un arma importante para poder hacer frente a una posible alianza entre el PSOE y el PP. Es también el umbral de escaños para presentar una moción de censura.

«Teniendo en cuenta las circunstancias y las candidaturas que se presentaban, que tengamos 35 diputados no entraba en sus planes [de Moncloa]. Nos hubiera gustado tener un resultado mejor, pero estamos satisfechos de seguir siendo una fuerza tanto o más decisiva que en abril para tener un Gobierno progresista que frene a la extrema derecha», reflexionó Iglesias, con rostro visiblemente serio y tono duro, como los miembros de su equipo.

La pérdida de votos en cada cita electoral ha erosionado la figura de Iglesias. Con una última tregua por este 10-N, a partir del lunes volverá el ruido interno y el cuestionamiento de algunos territorios de su gestión. De ahí que el líder morado esté obligado a rentabilizar sus 35 diputados, exhibir algún rédito político que le sirva como escudo para mantenerse y pilotar una futura transición. El 10-N evidencia el desgaste de la marca Podemos, toda vez que sus dos confluencias, En Comú Podem (7) y Galicia en Común (2) repiten resultados. Unidas Podemos cae 7 escaños.

Pese a la caída en escaños y votos, lo que a nivel interno es seguro que volverá a poner el foco en el liderazgo y la gestión de Pablo Iglesias, el líder de Podemos insiste en exigir y urgir a Pedro Sánchez negociar desde hoy mismo una coalición, con el pretexto de frenar a la «extrema derecha». Consciente de que sólo una negociación aplacaría el malestar de algunos sectores, se puso manos a la obra sin que terminara el 100% del escrutinio. Mandó un mensaje a Sánchez y le emplazó a negociar ya por una cuestión de «necesidad histórica» ante el auge de Vox. «Se duerme peor con más de 50 diputados de la extrema derecha que con ministros de Unidas Podemos. Lo que después de las elecciones de abril era una oportunidad histórica, ahora es una necesidad histórica», dijo ayer en alusión a su exigencia de negociar con el PSOE una coalición. «La única manera de frenar a la extrema derecha es con un Gobierno que tenga estabilidad parlamentaria y que garantice políticas sociales».

Si el mapa electoral era complicado, aún lo es más. No hay que descartar de ningún modo que vayamos a unas terceras elecciones. Para el 3 de Diciembre de 2019, fecha en que debe estar constituido el Congreso nos dará una pista. De momento, el que podría ser el mayor socio de Sánchez ya reclama proporcionalidad de carteras y un cargo para el de acuerdo con los votos obtenidos para su formación. Según sus cálculos, sería seis o siete carteras de un gobierno de diecisiete. Eso pide, pero no tiene la confianza de Sánchez ni de los españoles. Probablemente se contentara con tres carteas y algún cargo de relumbrón para calmar su ego....

Al poco de elaborar este articulo, con base principalmente en El Mundo, hay un cambio en los diputados electos en el Pais Vasco, que hace que el Partido Popular gane un escaño más, lo que hace a su ves que sea necesario el voto de EH-Bildu para la gobernabilidad. Yo apostaría por unas nuevas elecciones, pero con el impredecible, - y poco fiable-, Sánchez nunca se sabe.