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Parece que un periodo de cincuenta años años debe ser un periodo amplio y lejano. Quizás hace unos cuantos cientos de años -un par de siglos, como mucho-, llegar a vivir cincuenta años era casi tener una vida longeva, cuando la esperanza de vida era menor. Hoy en dí­a no es así­, aunque tenemos un miedo atávico a los cincuenta.

Hoy en dí­a en cambio, la cincuentena se vé como algo alcanzable y cercano y en cuyo momento sabemos que ya todo lo que se deberí­a haber hecho tiene que estar hecho, o en todo caso se nos urge a hacer porque el tiempo que nos queda, ya es poco. Por tanto la cincuentena se siente con algo de proximidad y fatalidad al mismo tiempo.

Por esa razón los creadores de opinión y expertos en comunicación sitúan en ese momento o en periodos de cincuenta años eventos y situaciones que van marcadas por la fatalidad de ocurrencia de algo irreparable y por tanto hay que aprovecharse ahora mismo y tomar una decisión respecto de algo, no sea que el tiempo se agote.

Asi por ejemplo la industria automovilí­stica nos muestra a señores de edad que supuestamente ya han triunfado y han conseguido todo, aunque, claro está con imperfecciones. En un anuncio televisivo que se proyecta ahora aparece un señor mayor junto a uno joven. Todo indica que son la misma persona y que es un momento de «evaluación» de la trayectoria vital. Al mismo tiempo se oye una voz en off que dice: «La casa que siempre deseaste, la profesión que nunca tuviste… y un monton de cosas y situaciones que no se hicieron realidad para la persona que realiza su evaluacion. Al fondo se ve pasar un coche y no es preciso que la voz en off indique nada. A continuación la voz en «off» dice: Si quieres, puedes. Ese vehí­culo, de gama media alta, va claramente dirigido a un público cincuenton. A satisfacer la necesidad ficticia de que se cumpla algo tal y como uno desea….

Por eso en la cincuentena es frecuente que el que puede – y no se da cuenta de que está manipulado-, se compra un deportivo. Por la misma razón cambia de mujer, cosificando las relaciones entre un hombre y una mujer. Eso es lo que le acaba de ocurrir al Presidente Sarkozy.

Pero no es que los hombres sean más tontos -que a lo mejor sí­-, sino que para las señoras, la eterna juventud se consigue con maquillajes y productos milagrosos, con vida de «jogging», amigas, bailes, etc…y por que no, la que puede se hace acompañar por un maromo joven tipo «Darek».

Otro hecho que confirma que la cincuentena tiene algo de punto de inflexión y reflexión es por ejemplo la declaraciópn de Tony Blair que en 2007 dijo: «Si hay algo que hemos aprendido en los últimos 50 años es que Europa sólo puede ser cada vez mas importasnte para nosotros..»

Tambií©n los anuncios catastrofistas usan la misma unidad de medida para la ocurrencia de fenómenos catastróficos: a no ser que se actúe ahora, antes de que sea demasiado tarde. Lo mismo por lo que tenemos que comprar un coche representativo ahora, antes de que sea demasiado tarde. Ser demasiado tarde es lo no deseado, bien la muerte o una elevación del nivel del mar que acabarí­a con mucha riqueza y con muchas playas, con los glaciares completamnete descongelados, muertes incontables de seres vivos, etc…

La ultima predicción agorera que ocurrirá en cincuenta años si no se actúa rápidamente y antes de que sea tarde, está relacionada con la pesca y la Ecologí­a, tan necesitada de profecí­as catastrofistas para ser creible. Cuando un pesquero faena en los caladeros, tira otra vez al mar el pescado que no es de su interí©s y guarda en las bodegas aquel que va a comercializar, llamando a el resto «el rechazo». El rechazo es la pesca de altura lo que es la morralla a la pesca de bajura. Según los ecologistas, si se tira el rechazo de la pesca otra vez al mar, a los cincuenta años se habrán agotado los caladeros…Yo creí­a que el rechazo serví­a de alimento para otras especies…

En fin, por lo que se ve la sostenibilidad tambií©n está afectada por el influjo de la cincuentena: Si no se actúa como se nos dice, en cincuenta años ocurrirá la catastrofe. Esto aplica a todo tipo de sostenibilidad y cosas sostenidas. Tambií©n debe ser que a los cincuenta uno es algo más incrí©dulo y que para conseguir que se mueva hay que meterle más miedo…

En todo caso, yo no pienso cambiar de coche -si acaso a alguno urbano más pequeño y de menor consumo-, tampoco pienso cambiar de mujer. En cuanto a sostenibilidad, no temo mucho ni me creo las amenazas de los ecologistas. Respecto de la otra sostenibilidad, no ando mal, aunque algo debe de haber en la cincuentena cuando me llegan montones de correos basura de Viagra….