La economía Modric

Publicado el: Mar, 07/06/2022 - 10:50 Por: drupaladmin
Modric con su último balón de oro...

Se busca trabajador sénior: por qué las empresas necesitan profesionales mayores de 50 años


Mientras nos obsesionamos con el paro juvenil, cometemos el error de orillar a los más sénior. "Un empleado mayor que sabe actualizarse puede ser una bomba de poderío laboral, porque combina lo mejor de ambos mundos", dicen los expertos en la pujante 'economía silver'

Justo después de firmar su primera renovación con el Real Madrid, allá por el año 2016, Luka Modric ya se tuvo que justificar: "Con 31 años algunos pueden pensar que estoy un poco viejo, pero estoy jugando el mejor fútbol de mi vida", dijo. Seis años, cinco Champions, tres Ligas, una final del Mundial y un Balón de Oro más tarde, el futbolista croata ha vuelto a prolongar su contrato. "Creo que no hay que mirar la edad sino el rendimiento y lo que haces en el campo. Me siento muy bien, como si tuviera menos de 30", se explicó antes de levantar la última Liga de Campeones en París.

Nadie duda hoy de su papel fundamental en el éxito del Madrid en estos tiempos de cotizadísimos (y jovencísimos) talentos, pese a que Modric está cerca de cumplir 37 años, que sería como tener 50 y tantos en cualquier otra profesión. Vamos, que si en lugar de ser futbolista, Luka fuera, qué sé yo, publicista, comercial o incluso periodista, probablemente llevaría ya un tiempo engrosando las listas del paro.

Y, sin embargo, cada día más empresarios buscan a su propio Modric.

"Estamos sobrevalorando el valor de la juventud per se y hemos dejado de valorar esa otra parte más intangible: la capacidad de resistencia, la humildad, la adaptación al cambio, el haber aprendido a sufrir en la vida, aceptar la frustración... Cosas que sólo te da la experiencia y que no hay máster ni escuela de negocios que te lo enseñe. Mira Modric... ¡O mira Rafa Nadal! No hay quien los eche... Seguro que hay muchos jugadores más técnicos, más fuertes y más rápidos que ellos, pero no es lo mismo haber jugado cinco finales que ninguna y la suma de su talento, su cualificación técnica y su experiencia es un valor que en el mercado laboral se está perdiendo".


Quien habla se llama Gonzalo, es empresario (de los veteranos) en el sector de la comunicación, y lleva un tiempo cambiando los requisitos de sus ofertas laborales porque él también necesita modrics o rafas desesperadamente.

Se busca profesional mayor de 50. Razón aquí.


"Durante mucho tiempo se despreció a los jóvenes, como si no supieran hacer nada, y sólo se valoraba la experiencia y la veteranía. Tanto que hubo que hacer campañas como la de la generación jasp (jóvenes aunque sobradamente preparados) para ponerlos en valor", recuerda Gonzalo. "Ahora, por la ley del péndulo, hemos pasado al otro extremo: los jóvenes son profesionales preparadísimos, es cierto, pero no podemos desechar a trabajadores con 15 o 20 años de ejercicio profesional sólo porque ya no son trendy".

La pandemia del coronavirus sólo ha consolidado una tendencia que ya venía agravándose en los últimos años.

Casi 527.900 españoles perdieron su empleo durante el primer año del Covid-19 y un cuarto de ellos tenía más de 50 años. Fueron los más veteranos, además, quienes acudieron a mayor ritmo a las colas del INEM. Mientras que el desempleo entre menores de 50 años creció un 2% durante la pandemia, entre los mayores se incrementó un 16%.

Y para acabar de cuadrar el círculo perverso, ellos son el grupo de población más numeroso. Los mayores de 50 duplican a los menores de edad en un país que sufre la mayor crisis demográfica desde la Guerra Civil. Pero mientras debatimos sobre las escalofriantes cifras del paro juvenil y echamos mano de la calculadora para pronosticar cuánto aguantará la agrietada hucha de las pensiones, casi nadie se acuerda del gigantesco agujero laboral de la llamada generación silver, la que ya peina canas, los últimos boomers, los Modric de cada oficina.

"España es uno de los países más envejecidos del mundo, tenemos la pirámide demográfica invertida por primera vez, vivimos más años pero no tenemos hijos, el sistema de pensiones se derrumba, y aun así vivimos de espaldas a la realidad. Parece que no tenemos conciencia de que España es un país con más personas sénior que jóvenes, los mayores de 50 van a ser el grueso de la masa laboral en los próximos 10 años y no podemos desprendernos de ellos", asegura la periodista Raquel Roca, autora de Silver surfers. El futuro laboral es para los mayores de 40, un ensayo que diagnostica la maldición del edadismo en el mercado laboral.

Según el INE, un 30% de las personas mayores de 45 años reconoce haber sufrido discriminación por su edad. Y no es algo exclusivo de España. Dos de cada tres trabajadores de entre 45 y 74 años en Estados Unidos también han perdido oportunidades laborales por su fecha de nacimiento.


"Nos enfrentamos a tres riesgos", advierte a través del correo electrónico Tomás Chamorro-Premuzic, profesor de Psicología empresarial en el University College de Londres y en la Universidad de Columbia. "Las empresas están sacrificando capacidad, talento y, sobre todo, una experiencia que existe en el mercado laboral. A nivel individual, obligamos a personas con capacidad de aportar y contribuir a la economía a quedar fuera del sistema cuando las pensiones ya no dan más de sí. Y finalmente hay un riesgo social y cultural porque cualquier sociedad que desprecia a sus ciudadanos en base a la edad o a cualquier factor demográfico ni es una meritocracia, ni es una sociedad ética o moral".

-¿Somos víctimas en el mercado laboral de la mitificación de la juventud?

-Somos víctimas de nuestra propia pereza, nos dejamos guiar por las normas establecidas, en lugar de esforzarnos por intentar cosas diferentes. Los datos de las investigaciones científicas son muy claros: la correlación entre la edad y el desempeño laboral es prácticamente cero, con lo cual la edad no debería ser nunca un factor a tener en cuenta. Sin embargo, en casi cualquier empresa y en cualquier país del mundo, uno no puede ser jefe si aún es muy joven (o aparenta serlo) ni puede conservar su plaza una vez que alcanza cierta edad... Menos aún encontrar un puesto nuevo en otro sitio.

La correlación entre la edad y el desempeño laboral es prácticamente cero, no debería ser nunca un factor a tener en cuenta


Antes de la pandemia, Chamorro-Premuzic ya firmó un artículo en la revista Harvard Business Review junto al analista Josh Bersin en el que defendía los beneficios para la economía de contratar a profesionales de mayor edad. Por aquel entonces, las ofertas de trabajo en EEUU superaban en número a los solicitantes de empleo porque los baby boomers se estaban jubilando a mayor velocidad de lo que los millennials ocupaban su lugar.

Casi el 70% de los cinco millones de estadounidenses que dejaron de trabajar durante la crisis del coronavirus tenían más de 55 años, según recogía hace unos días el Financial Times. Y en Reino Unido, la tasa de empleo de los mayores de 50 cayó el doble que la de aquellos con edades comprendidas entre los 25 y los 49 años.

El panorama se agrava aún más porque el aumento de la esperanza de vida en todo el mundo ya condena a la pobreza a aquellos que no tienen una pensión suficiente para sobrevivir los 20 o 30 últimos años de su vida sin una nómina. Según los cálculos de los expertos, a los 12 años de la jubilación, es decir aproximadamente a los 77 años, ya se ha recibido en pensiones de la Seguridad Social el equivalente a lo aportado durante la vida laboral. Si hoy vivimos de media hasta los 83, las cuentas no salen.

"Es una generación que se siente desplazada porque el sistema no sabe aprovechar su experiencia", lamenta el periodista económico Carlos Salas. "Si se quedan sin empleo, tienen muy difícil volver a ser empleados porque las empresas consideran que son muy caros, que ya no van a rendir tanto y que no están actualizados, y se obvia el potencial de una actitud ante el trabajo que sólo tiene quien ha superado ya varias crisis".

El tópico, además, de que los profesionales más veteranos son menos innovadores no es del todo cierto. "Contrariamente a la creencia popular, las personas mayores tienen más éxito como emprendedores", sostiene el estudio de Bersin y Chamorro-Premuzic. "Los mayores de 40 años tienen tres veces más probabilidades de crear empresas de éxito como resultado de su naturaleza paciente y colaborativa y porque no tienen esa necesidad de probarse a ellos mismos que sí tienen los jóvenes".

Otro trabajo reciente publicado en Harvard demostraba que, lejos de la mitología que acompaña a figuras como Bill Gates, Steve Jobs o Mark Zuckerberg, que tenían apenas 20 años cuando lanzaron sus empresas, la edad promedio de los fundadores de las startups que triunfan es de 45 años.

Asociamos conceptos como innovación o agilidad a la juventud y eso ya supone una discriminación por edad


"Hemos asociado por error conceptos como innovación o agilidad a la juventud y eso ya supone una discriminación por edad", denuncia Raquel Roca. "La irrupción de la digitalización en el mercado laboral hizo que empezáramos a vincular capacidades con conceptos generacionales, pero la edad nunca determina tu aportación en un empleo. Un trabajador sénior con experiencia y capacidad para actualizarse es una bomba de poderío laboral porque tiene lo mejor de ambos mundos, sobre todo en un momento en el que la silver economy (el consumo de la gente mayor) genera el 26% del PIB".

Y es justo este dato el que anima a Roca a confiar en el futuro: "La demografía manda y no quedará más remedio que integrar a esa generación".

Sobre todo porque la alternativa que dibujan los analistas resulta aterradora. "El precio que pagamos por apostar sólo por jóvenes sobrecapacitados y obsesionados con el estatus y el prestigio, es un exceso de egocentrismo e individualismo, muy narcisista y poco colaborativo", defiende Tomás Chamorro-Premuzic. "Demasiada gente cree que sus talentos no son apreciados y falta mucha humildad, empatía, voluntad de aprender, y actitud altruista y prosocial. Las grandes empresas no se fabrican desde el egoísmo individual, sino desde la capacidad de colaborar y trabajar en conjunto. Una sociedad hiperneurótica y obsesionada con el éxito material individual es una sociedad vacía, vulnerable, y rota".

Es como si todos los Modric se jubilaran y sólo quedaran Mbappés.