La negociación de Pedro Sánchez con Podemos y ERC dispara los recelos en Zarzuela

Publicado el: Lun, 02/12/2019 - 21:06 Por: drupaladmin
El Rey se dirige a Pedro Sánchez en presencia de la Reina Letizia, en el acto celebrado con motivo de la Fiesta Nacional de 2018Recepción

Por fin aparece algo sobre el papel de la Corona como máxima autoridad del Estado, y que ha sido ninguneado por el aspirante, - si es designado por la Corona-, a formar Gobierno. El articulo procede de El Mundo en su edición del 1 de Diciembre de 2019 y se reproduce tal cual. También se añade al final otro texto de la misma fuente sobre la misma situación de Abril de 2019 que finalmente, ante la imposibilidad de formar Gobierno, llevó a Elecciones Generales en el mes de Noviembre de 2019.

Hay que hilar muy fino para entender lo que pasa estos días entre La Zarzuela y La Moncloa. El jueves, en la entrega de un premio a Javier Cercas, Felipe VI elogió la "valentía" de quienes, como el escritor, defienden la Constitución en momentos difíciles y huyen "de la equidistancia entre el Estado de Derecho y quienes pretenden destruirlo".

Se refería a la tribuna ¿Para qué sirve hoy la república?, contestación a ¿Para qué sirve hoy la monarquía?, que días antes había publicado Pablo Iglesias, con quien Pedro Sánchez, ganador de las elecciones del 10-N y principal candidato a la presidencia del Gobierno, alcanzó un pacto de Gobierno mientras el monarca volaba a Cuba.

El abrazo entre el socialista y el líder de Unidas Podemos cogió por sorpresa a Felipe VI. Días después, otras informaciones -nunca confirmadas por Zarzuela- disertaban sobre la negativa del Rey a viajar a Argentina para la toma de posesión del nuevo presidente el próximo 10 de diciembre, lo que imposibilitaría comenzar la ronda de consultas en el plazo previsto que marca el artículo 99 de la Constitución (al que continuamente remiten desde la Casa Real para resaltar la exquisita neutralidad que debe mantener el Rey).

El abrazo y el caso Argentina son sólo las dos últimas pruebas de la tensión en la vía Moncloa-Zarzuela, con el horizonte oscurecido. Cuentan personas que conocen bien la Institución que la relación entre Sánchez y Felipe VI ha dejado de ser tan dinámica como en los inicios. Entre otros motivos, por el bloqueo institucional y la convocatoria de nuevas elecciones tras el fracaso de Sánchez en su investidura en julio tal y como reflejó un comunicado de la Casa del Rey en el que "urgía" a los partidos a negociar.

"A Sánchez no le gusta tener a nadie por encima": Otros hablan de un desencuentro más profundo. "A Pedro Sánchez no le gusta tener a nadie por encima. Y mucho menos si es ese Rey tan excelente que tenemos y que ha sido un baluarte frente al nacionalismo -de nuevo una alusión al discurso del 3 de octubre de 2017- molesta a aquellos -ERC y Podemos- que pueden hacerle presidente. Por eso no le importará que se desgaste la figura del Rey o que simplemente tenga un menor protagonismo".

El entorno del Rey se refiere concretamente a un episodio para explicar el afán egocéntrico del presidente: La ausencia de la Reina Letizia en los actos conmemorativos del final de la I Guerra Mundial, que reunieron en noviembre de 2018 en París a numerosos jefes de Estado y de Gobierno. El Rey fue solo. Sánchez acudió en compañía de su mujer, Begoña Gómez. Entonces, desde el Palacio de la Zarzuela justificaron la ausencia de la Reina en este acto al hecho de que estaban invitados los jefes de Estado y de Gobierno, pero no sus cónyuges, aunque asistieran Brigitte Macron, Matilde de Bélgica, Charlene de Mónaco, Melania Trump...

¿Entonces qué hacía Begoña Gómez allí? ¿Acaso Moncloa sugirió al Rey que cediera el protagonismo a la pareja presidencial? Eso deslizan algunos conocedores de la Casa. No es fácil olvidar que, apenas un mes antes de aquel episodio, el matrimonio ya había culpado a la Casa Real del "lapsus protocolario" que sufrieron en la recepción del 12 de octubre cuando se pusieron a recibir a los invitados junto a los Reyes. Entonces Zarzuela explicó que tanto Sánchez como su mujer se habían limitado a seguir las instrucciones.

Paradójicamente, en diciembre del mismo 2018, Sánchez propuso suprimir la inviolabilidad del Rey recogida en el artículo 56.3 de la Carta Magna.

Desde Moncloa se despacha estos hechos e informaciones como simples habladurías y casualidades. "El Rey tiene unas funciones de representación diferentes a las que tiene el presidente. Es menos libre y no hay ningún problema de convivencia. Al contrario, son complementarios", dicen.

Sin embargo, el entorno del Rey teme por las dificultades que pueda atravesar la Corona si finalmente Sánchez cierra su pacto con Podemos y ERC, dos partidos republicanos. "Y en este país en cuanto nos hemos empezado a plantear el modelo de Estado hemos acabado a leches". Ese parece el camino de los socios de Sánchez.


El 'manual de resistencia' de Sánchez: Hubo un tiempo en el que Sánchez presumía de perfecta sintonía con Felipe VI en lo relativo a la preocupación por el bloqueo institucional. Así dice un extracto de su Manual de Resistencia referido a la investidura fallida con el apoyo de Ciudadanos tras las elecciones de 2015.

"Se fraguó entre Felipe VI y yo una relación de complicidad que superó, y sigue superando a día de hoy, lo institucional. Él estaba francamente preocupado por la situación, me llamaba con frecuencia y yo le iba contando los avances que tenían lugar en las negociaciones. Hablábamos con toda sinceridad, él en su papel y yo en el mío, que en aquel momento era resolver la crisis institucional. (...). Enseguida nos reconocimos mutuamente como las personas que íbamos a sacar al país del riesgo de bloqueo".

Sin embargo, esa buena sintonía parece evidentemente rota, ya que nadie transmite que en algún momento el Rey ha sido informado de los avances en los pactos con Unidas Podemos. Tampoco de las negociaciones con Esquerra Republicana, que como Podemos nunca ha ocultado su republicanismo. "Es como si los taurinos o los cazadores no tuvieran miedo si el Pacma fuera decisivo en la formación de Gobierno", dice una persona que conoce bien los entresijos de Zarzuela.

De momento, Isabel Celáa, portavoz del Gobierno, ya advirtió de que Sánchez solo iría a la investidura si lograba asegurarse los votos de ERC, formación independentista que al contrario de JxCat de Carles Puigdemont se resiste a asistir a la ronda de consultas de Zarzuela.

De hecho, su número uno en el Congreso, Gabriel Rufián, se ha referido recientemente al Rey como el "rechazao" -en clara alusión al preparao de sus años principescos-. "Básicamente, después del discurso del 3 de octubre de 2017, en el que legitimó la violencia del 1 de octubre y en el que, incluso, a muchos monárquicos en Cataluña los dejó abandonados", dijo, y añadió: "Nosotros a Felipe siempre le decimos lo mismo: si es tan bueno, tan alto, y si es tan listo, que se presente a las elecciones, que seguro que las gana".


El 'juego de tronos' de Iglesias: Una posición muy similar a la que, tras un breve periodo de tolerancia con la Institución -Iglesias le regaló unos DVD de Juego de Tronos y dijo que seguramente el Rey ganaría unas supuestas elecciones "salvo que se presentara Jordi Évole"- ha vuelto a incluir el republicanismo en su programa y no dudó en apoyar la reprobación al monarca en el Parlament en octubre de 2018. "El patriotismo de las cosas del comer. Ese patriotismo se llama República".

Así que es fácil imaginar cómo será la convivencia con el Gobierno con Felipe VI si, finalmente, Unidas Podemos obtiene los tres o cuatro ministerios prometidos por Sánchez, además de la vicepresidencia social de Iglesias, que por lo general tendría que estar muy vinculada a la labor pública de la Monarquía.

Sobre todo a la agenda de Doña Letizia. Habría que considerar que cada acto en el que participa la Familia Real está coordinado por el Gobierno y los gabinetes de los diferentes ministerios. De momento se especula que la formación de Iglesias haya acordado quedarse las carteras de Igualdad, Trabajo y seguramente Universidades. ¿Y contarán los ministros de Podemos, abiertamente republicanos, con los Reyes?.

Por otro lado, están los despachos semanales entre el Rey y el presidente del Gobierno, aunque están en continúa comunicación y se le informe y consulte sobre diferentes temas. Durante el periodo de Mariano Rajoy así fue, aunque con las limitaciones de carácter del ex presidente. De hecho, la personalidad del jefe de Gobierno marca sus relaciones con la Casa Real. Basta recordar la complicidad entre Felipe González y el Rey Juan Carlos frente a la desconfianza que le inspiraba José María Aznar. Ahora...

En Zarzuela guardan silencio y remiten al artículo 99.

Elecciones 2019 en Abril: A Pedro Sánchez le 'sobra' el Rey para investirse presidente. A la izquierda más heterodoxa le gusta contraponer la "democracia real" a la "democracia formal". Un contrasentido porque los teóricos políticos hace mucho ya que concluyeron que la democracia son sus formas o no es tal. De ahí que Pedro Sánchez nos sorprenda con la primera en la frente. Por más que en la noche de la victoria se embutiera en el uniforme de estadista para responder a los suyos que le gritaban "¡con Rivera, no!" que un partido de Gobierno no puede poner cordones sanitarios, enseguida se ha saltado las más elementales reglas en el proceso de formación del Gobierno. Las formas, vamos, y en este caso también la cortesía debida al Rey, que sigue siendo el Jefe del Estado pese a la querencia indisimulada de Sánchez por suplantarle en sus atribuciones.

No ha dado tiempo aún de digerir los resultados de las generales y el presidente en funciones ya ha convocó para la semana siguiente a las elecciones a sus principales rivales a reuniones bilaterales en La Moncloa para tomar la temperatura y negociar la investidura.

¿Pero en calidad de qué los citó? ¿Acaso ha echado las cartas Rappel al socialista y le aseguró que será él el próximo presidente? Claro que en buena lógica lo conseguirá. Porque el reparto de escaños le sitúa en una posición envidiable. Pero insistamos en la importancia de las formas. De momento, Sánchez sólo es el líder del partido vencedor. No debe ni correr tanto ni tener tantas prisas, y debe aguardar las formas hasta que el Rey proponga a un candidato para someterse a la investidura gubernamental. Y, Felipe VI, que sí respeta con escrúpulo las reglas, debe esperar para ello a que suceda lo que establece la Constitución. A saber. Primero se tiene que conformar el nuevo Congreso. Y, sólo entonces, con el refrendo del nuevo presidente de la Cámara Baja, el Monarca iniciará la obligatoria ronda de contactos con los representantes de todos los partidos políticos. A partir de ahí, encomendará a algún aspirante la formación de Gobierno, cuando las circunstancias lo permitan. Quién sabe si harán falta antes varias rondas de conversación, tal como ocurrió en 2016.

 Que no se olvide Sánchez, esto sigue siendo una Monarquía parlamentaria.

¿Quiere esto decir que hasta que se renueven el Congreso y el Senado  no cabe sino estar de brazos cruzados? Desde luego que no. Y en estas cuatro décadas de democracia hemos asistido ya a procesos de negociación de investidura de todos los calibres. Pero éste es el momento de los partidos. Es a ellos a los que corresponde la iniciativa de explorar posibilidades, de abrir vías de diálogo, de encontrar cauces de entendimiento, de transaccionar fuera de los focos... Y eso incluye a los líderes de esas formaciones. Que cite Sánchez para estos menesteres a quien quiera, y a la hora que le convenga, en la sede del PSOE, o en algún despacho del Parlamento. Pero que establezca una ronda de esta naturaleza en Moncloa -sin otro asunto en la agenda- a imitación de la que le corresponde al Rey en Zarzuela es una falta de consideración por las formas democráticas y un nuevo desplante al Jefe del Estado. Tampoco hemos visto que Casado o Rivera, no digamos Iglesias, hayan tenido remilgos. Moncloa no puede estar al servicio de un partido.

En sus 10 meses en el Gobierno, Sánchez ha suplantado a Don Felipe en la más alta representación de España en el exterior, acaparando él solito casi todos los viajes al extranjero. Ha ejercido de jefecillo de Estado bis en ceremonias como el homenaje ante su tumba al presidente de la República Azaña, o en la Cumbre de líderes mundiales en París por el centenario del armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial -Begoña Gómez incluida-.

El colmo es que también quiera dejarle sin su rol en la formación de Gobierno, algo que se estableció en la Transición durante el debate constitucional. Que no se olvide Sánchez, esto sigue siendo una Monarquía parlamentaria. Y democracia siguen siendo sus formas.

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